Eso que llaman "desamor"

Foto: Eva Aznar


He salido a la calle y no tenia calor, ni frío. Creo que había gente a mi alrededor, debía haberla, era hora punta. No les he mirado, ellos a mi tampoco, supongo. Me he limitado a seguir mis pies, ya saben por donde andan, obedecen una rutina.

Da igual lo que ahora mismo suceda ahí fuera, aquí fuera: todo esta lejos, inalcanzable. Las consecuencias de mi abstracción tardarán en hacerse patentes en mi conciencia, hasta entonces soy esclavo de lo que dictamina el corazón.

El silencio asusta a tus oídos, nunca lo habías escuchado tan cerca. Intentas derrotarlo con música, pero el orden de las letras esta en tu contra. Te obligan a recordar, y lo haces.

No encuentras tu lugar. La soledad te ahoga, y la compañía no es suficiente. Entre la multitud la gente te parece muda. Pero no estás solo, nadie lo ha estado, en este momento hay más como tu.

No tienes miedo a nada porque nada peor podrá suceder. Las cosas importantes ya no lo son, solo ese nudo en la garganta que no logras desenredar. No tienes ganas de vivir la misma vida, porque sabes que no es la misma. Algo cambia.

Mientras no actúas, piensas. Observas, cuestionas, imaginas, tanteas, deduces, y afirmas, e inconscientemente vuelves a aparecer tu. Despacio, acompañando al tiempo. Volviendo a desarrollar los cinco sentidos. Y de repente, te vuelve a gustar esa flor, y por fin, paras a mirarla.


Sonríes. Te lo prometiste cuando dejaste de hacerlo.