¿Será envidia o simplemente les falta un órgano bajo el pecho?


Llevo siete años trabajando y en este tiempo, decidí también sacarme una carrera universitaria. Tuve que cambiar mi turno para poder asistir a las clases y sacrifique mi maravilloso horario de 8 a 15 para convertirlo, entre clases y trabajo, en una jornada de más de 12 horas diarias, sin contar las horas de estudio y trabajos hechos. Suena duro, y os aseguró que lo es.

La rutina muchas veces te ahoga, y levantarte por la mañana sabiendo que no volverás a tu casa hasta la noche es cruel, pero aún así, yo decidí hacerlo. Yo y muchas otras personas que no han querido descuidar su futuro, o que simplemente, han querido ampliar sus posibilidades. Hay miles de razones para hacer esto, y miles de baches que te encuentras por el camino.


En mi paso por la universidad he encontrado profesores maravillosos, que han depositado su confianza en mí y me han ayudado todo lo posible sabiendo mi situación. Estos son los más, pero los menos me han hecho creer que hay a gente que le falta un órgano bajo el pecho, exactamente, bajo el pecho izquierdo. 

Recuerdo exactamente las palabras de un profesor (no diré su nombre por respecto, el mismo respeto que le falta a él hacia los demás) que un día me dijo “no es mi problema que trabajes y no puedas venir a clase, búscate la vida”. En ese momento, todos los sentimientos negativos pasaron dentro de mí: Rabia, odio, desprecio… y unas ganas enormes de comenzar a gritarle los insultos peor sonantes. Aunque no fue así, respiré, calle y creo recordar, que hasta lloré.

A día de hoy, ya no tengo este problema, he terminado prácticamente mis estudios y no tengo que darle cuentas a ningún profesor, pero no puedo evitar sulfurarme cuando oigo en la boca de otros estudiantes, que por una causa u otra tienen que trabajar a la vez, que el trato que reciben por no poder ir a clase es denigrante.

Señores docentes que no comprendéis la situación, quería pediros un poquito de sentido común en esta vida. Quiero pediros que escondáis vuestra prepotencia, y ya no solo por nosotros, si no por ustedes mismos. Que valoréis el esfuerzo que es no poder pisar tu hogar ni para comer. Que sepáis las horas de sueño perdidas por terminar los cientos de trabajos que exige el plan Bolonia. Que si algún día no podemos acudir a clase no es por jeta, es porque esta semana ni siquiera he tenido tiempo para llevar al día mi higiene personal. Y no, no vengo a las rebajas, no pido que me regales la asignatura, ni siquiera pido una ayuda. Solo deseo que no me hagas la vida más difícil, y que valores, aunque sea por respeto, el esfuerzo que todos los que hemos pasado por esta situación, estamos haciendo.