Mi NO A LA GUERRA 12 años después


Ojalá no hubiese existido la posibilidad de escribir este texto, lo digo con el corazón en la mano, y ojalá nunca hubiese tenido que contactar con usted y siguiésemos siendo dos desconocidos. La realidad es que no. Unos minutos de nuestra vida, que en el cómputo total de lo vivido pueden parecer insignificantes, fueron el motivo para que hoy esté aquí sentada escribiendo, y disculpándome a la vez por ello.

Exactamente fueron los cuatro minutos que datan de las 7.36 a las 7.40 del once de marzo de 2004. No voy a entrar en detalles y contar lo que sucedió por dos razones: no quiero causar dolor a nadie, y las personas que puedan empatizar con el resto del contenido ya saben lo que ocurrió. Sólo pretendo tener unas “palabras para Daniel” y para el resto de los pasajeros que iban montados en aquellos trenes. Y para usted, Eulogio Paz, por hablar conmigo de algo que nunca me hubiese querido contar.

Eulogio es el Padre de Daniel Paz Manjón, un joven al que un grupo islamista le arrebató la vida aquel trágico día que rompió el corazón de todos los españoles, y que algunos no podrán volver a recomponer. Tenía 20 años y muchos sueños por cumplir, y un padre que no ha dejado de luchar por mantener vivo su recuerdo, y por intentar esclarecer la verdad de lo que pasó en una continua lucha por contradecir la versión que algunos medios de comunicación han intentado transmitir a la población, la llamada teoría de la conspiración, en la que se atribuye la autoría del atentado a ETA.

Lejos de querer entrar en juegos políticos, y dejando claro que según el auto judicial aquel atentado se llevó a cabo por el grupo Islamista Al Qaeda, solo pretendo ayudar a mantener viva la memoria de Daniel. Él hoy podría ser yo, y todos nosotros podríamos haber sido él aquel día.

Las casualidades existen y los presentimientos también, y Eulogio tuvo uno exactamente un año antes de que cambiase su vida para siempre. La famosa foto de las Azores, en la que aparecen George Bush, Toni Blair y José Mª Aznar, causó un escalofrío en su cuerpo cuando la vio publicada en un periódico, y lo dijo en voz alta a sus compañeros de trabajo “Vais a ver, vais a ver, aquí algún día a cuenta de la foto de las Azores nos van a pegar un pepinazo…”, sin saber en aquel momento que la profecía le iba a tocar tan de cerca. Sabía que aquella decisión tomada en aquella cumbre iba a traer consecuencias a España. Y las trajo, a pesar de las cientos de manifestaciones masivas que pedían por unanimidad un NO A LA GUERRA. Éramos muchos los españoles que no queríamos eso, no éramos nosotros lo que teníamos que pagar por ello.

Daniel estudiaba Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, podéis leerlo en el primero de los dos libros que ha publicado su padre, titulado “Palabras para Daniel y cartas al director” colgado en su blog, y aquel día se dirigía a la Universidad Politécnica de Madrid donde cursaba el segundo curso de la carrera. De todos los carteles que sus compañeros colgaron en la facultad expresando su cariño a las víctimas y su indignación por lo sucedido, y que después entregaron a Eulogio por petición propia y él añadió en su libro, hay uno de muchos que puede extrapolarse al pensamiento que teníamos el resto de los ciudadanos,“¿ALGUIEN ENTIENDE ALGO?”. Los medios no nos facilitaron en aquel momento la respuesta a esta pregunta. Y de ese interrogante nace la necesidad de Eulogio Paz de escribir. Y lo hace a través de dos canales: sus libros y su blog.

En dos libros no cabe la impotencia de un padre“huérfano” (no existe en el diccionario denominación para un padre que ha perdido un hijo, es algo tan doloroso que el ser humano no ha inventado una palabra que lo describa), ni siquiera un espacio infinito para hablar de ello es suficiente, pero sirve al menos para sobrellevar la tristeza y mantener vivo el recuerdo. Ese es el blog de Eulogio Paz, un rincón que recoge su opinión sobre las distintas informaciones del 11M, contrastada con fuentes oficiales como el auto judicial y distintos medios de comunicación.

Llegados a este punto no voy a profundizar más, sería crear una copia barata de sus propios escritos y ya sabéis donde acudir para encontrarlos. Mis palabras terminan donde empiezan las suyas. Sin ninguna pretensión de superar la despedida de Juan José Millás en el prólogo que te introduce al libro-casa, “cuando salga usted del libro cierre la puerta con cuidado”, solo se me ocurre concluir dándole las gracias a Eulogio por todo lo que me ha hecho aprender, sin “tú” saber que me estabas enseñando.


Evii A.